EL COMPONENTE MORFOLÓGICO


INTRODUCCIÓN

Otros de los componentes de la gramática de una lengua es el morfológico. El término morfología proviene del griego morphé (que significa forma) y lógos, (que significa tratado, estudio); de la composición resulta que la morfología es el estudio de la forma de la lengua. En el siglo XIX se introdujo el concepto en la lingüística y aun cuando no se añadió otro término a la composición original, éste se usa ahora para referirse al estudio de la estructura interna de la palabra.

La preocupación del estudio de las formas de las palabras no es nueva, ya en años bastante anteriores de la acuñación el término morfología (en 1860), estas formas eran estudiadas po la analogía. Las formas de las palabras pueden estuadiarse en su estado actual o en su evolución histórica; en ese sentido se puede hablar de morfología sincrónica o de morfología diacrónica (hidtórica), esta última visión copó el interés general hasta el siglo XVIII, no solo el de la morfología, sino el de la lingüística en general.

El interés por la morfología viene siendo retornado con bastante fuerza luego del aletargamiento que sufrió desde la aparición de la nueva propuesta de Noam Chomsky (1957), quien consideraba al componente sintáctico como el más importante por lo que se dejó de publicar trabajos sobre el componente morfológico (al que se consideraba totalmente dependiente de otros componentes). Era muy fuerte la influencia de esta nueva teoría (Generativa transformacional) en la ciencia lingüística moderna; pese a ello, P.H. Mattewes (1980), el más conspicuo paladín de la «vuelta a la morfología», y otros autores de menos renombres, no dejaron de publicar artículos, tesis, breves capítulos de libros, etc.

La morfología se desarrolla hoy nutridas de nociones tomadas en la Lingüística Generativa Transformacional; sin embargo, no puede dejarse de lado el gran trabajo primigenio del estructuralismo, en todo caso, todo análisis sobre la estructura interna de la palabra se deberá hacer sobre el conocimiento de los lexemas y morfemas que el trabajo estructural ha identificado en la lengua española. En lo que sigue de ese capítulo, presentamos los conceptos estructurales más utilizados en el análisis de la palabra. Con ello intentamos dar a conocer la disciplina y las tareas principales a las que se aboca.

LA PALABRA

Unas de las categorías que más polémicas ha suscitado en el mundo de la lingüística es quizá la palabra, pese a que la existencia de esta «unidad» es aceptada, prácticamente por todo. Precisamente, por presentarse como una realidad claramente identificada por todos los hablantes, se trataría en principio de una «unidad psicológica». Pero ésta es una concepción muy general, por tratarse de impresiones más bien populares o empíricas. En realidad, una palabra está lejos de ser «una unidad indivisible»; es más, no es facil concebir una única definición de palabra que dé cuenta de todas las características de estructura, función y combinación, válidas para todas las lenguas. Así en la conciencia popular podemos encontrar identificación de palabras en las secuencias:

a. "Diecisiete niños cenarán en los comedores".
b. "Hoy es un día de fe".
c. "Vino, vio, pensó, suspiró, se marchó".

Cualquier hablante del español dirá que en cada caso hay seis palabras. Desde una perspectiva académica podríamos decir que en b) hay seis unidades (seis palabras). No se puede decir lo mismo de los elementos de a) y c), pues en diecisiete, niños, cenarán y comedores, hay más de una unidad en cada una. En realidad cada una de estas «palabras» está formada por más de una unidad significativa, por lo tanto, por más de una unidad estructural, que puedan se identificadas y aisladas. Los términos que se usan para identificarlos son los de: lexema y morfema, de los que hablaremos enseguida.

La palabra se presenta para el usuario como unidad estructural y semántica, para el científico (lingüista), como elementos complejos (sobre todo las llamadas polimorfemáticas) con estructura, función y significados distintos. dado que la palabra es uno de los elementos de estudio de la morfología, presentamos algunas definiciones que obedecen a su característica fónica, su estructura y su función.

  • La palabra es una unidad fónica. Se realiza entre pausas o silencios //kása/, //pakéte//, //transitoriamente//. Una palabra posee sólo un acento principal que permite aislarla de las otras en la secuencia fónica. En la separación de palabras juega un papel muy importante el aspecto psicológico. La conciencia (¿histórica?) que el hablante tiene de ella le permite saber que en //unabés tebí conèlla// hay seis y no tres palabras: una vez te vi con ella.

  • La palabra polimorfemática está estructurada básicamente por un lexema y uno o más morfemas. El lexema es el núcleo de la palabra, es el elemento que contiene su significado y forma básicos, el elemento al cual los morfemas le añaden valores gramaticales: p.ej. el lexema {cant-} es el elemento nuclear del verbo cant-ar; {ar} es el morfema de infinitivo. Pero {cant-} es también núcleo de otras palabras como: cant-or, cant-o, cant-é, cant-ante, etc. Una palabra cuyo lexema recibe morfemas de cualquier índole es una palabra variable (verbo, sustantivo, adjetivo, algunos pronombres, adverbios, etc.).

  • La palabra cumple funciones sintácticas dentro de una frase o estructura mayor a ella: en "los participantes de este evento son muy puntuales" se observa que: "participantes" es núcleo de frase nominal (FN) que funciona como sujeto de la oración; "son" es la palabra verbal (verbo) que cumple la función sintáctica de núcleo de la frase preposicional «a este evento», como parte del sujeto, etc. Cuando se analiza una palabra, a menos que sea monomorfemática, siempre será posible aislar un lexema de los morfemas que lo acompañan. De acuerdo a las concepciones lingüísticas modernas, la morfología es definida como el componente de la gramática que trata de la estructura interna de la palabra, es decir de los elementos que la estructuran (forman) y los procesos que se dan en las relaciones que establecen estos elementos (lexemas y morfemas); por ejemplo, los procesos que se dan para formar palabras nuevas, para unir un morfema a determinados lexemas o a otros morfemas, etc.; sin embargo esta definición quedaría inconclusa si no se menciona que la morfología también trataría asuntos referidos a las relaciones que se establecen entre léxico y semántica y entre léxico y fonología. De manera que sí hay tareas de las reglas morfológicas (de la morfología) de la lengua que se conoce y usa. Otras importantes tareas son señaladas por Akmajian y otros a través de las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué son las palabras y cómo se forman?
  2. ¿Cómo se estructuran las palabras compuestas?
  3. ¿Cuáles son los elementos básicos de la formación de palabras compuestas?
  4. ¿Cómo se relaciona el significado de una palabra compuesta con el significado de sus partes?
  5. ¿Cómo se relacionan las palabras individuales de una lengua con las otras palabras de la misma?

Así como la fonología se ocupa de determinar los fonemas de una lengua, la morfología tiene una tarea fundamental(en general): determinar las unidades morfológicas, dar cuenta de las distintas variaciones que presentan, cómo y en qué orden se agrupan los morfemas que acompañan a los lexemas para formar la estructura final de la palabra; en fin, la resolución de cada caso llevará a comprobar el conocimiento que el hablante tiene de la morfología de su lengua. Él nos dirá si una palabra es posible o no de acuerdo a las «reglas» morfológicas que ha internalizado en su cerebro cuando adquirió la gramática de la lengua que usa. Finalmente diremos que la manera de llegar a determinar la estructura de la palabra dependerá del marco teórico dentro del cual se analizan las palabras, es decir, dependerá del modelo de gramática que se postule.

Insistimos que el presente texto es de carácter didáctico, por ello no entraremos a discutir propuestas teóricas acerca de la morfología del español, nos limitaremos dentro del marco estructuralista a presentar conceptos y procesos aceptados por los seguidores de esta línea teórica, sin que ello quiera decir que, cuando sea necesario, podamos tomar algunos conceptos del generativismo, sobre todo para aclarar posibles conflictos aparentemente sin salida. Por esta razón alcanzamos algunas ideas bastantes generales con la única finalidad de informar al lector sobre cómo se ha venido modernizando esta disciplina dentro de la lingüística general.

HIPÓTESIS LEXICALISTA

Según esta hipótesis, las palabras deben ser tratadas como entidades indivisible desde el punto de vista de la sintaxis. La hipótesis lexicalista trajo consigo la convicción de que la sintaxis no puede combinar los morfemas en palabras, debe de haber algún otro mecanismo independiente capaz de hacerlo. El restablecimiento de esta declaración programática en morfología fue adoptado por Halle (1973), el primero en establecer las líneas de una Morfología Generativa como un componente específico de la gramática; se adhirió al programa Jackendoff en 1975, fecha en la cual se hizo explícita la relación entre el léxico y la sintaxis.

¿POR QUÉ TENER UNA MORFOLOGÍA AUTÓNOMA?

A medida que avanzaba la investigación en morfología se hicieron patentes los principios que regulan la estructura interna de la frases u oraciones. Parece existir, como mínimo, las siguientes diferencias entre reglas sintácticas y reglas léxicas.

  1. Las reglas léxicas y no las sintácticas son las «preservadoras de la estructura», ya que todos los elementos léxico-básicos o derivados por una regla léxica, deben insertarse en el mismo conjunto de estructura base.
  2. Las reglas léxicas pueden relacionar elementos de distintas clases léxicas; p.ej. derivando nombres de verbos; mientras que no hay razón para conceder a las reglas sintácticas la capacidad de cambiar la categoría.
  3. Las reglas léxicas son locales, en el sentido de que únicamente pueden referirse al material que se encuentre en el marco de subcategorización de un elemento, como por ejemplo, el caso de «ascenso de sujeto a sujeto».
  4. Las reglas léxicas tienen acceso a las relaciones temáticas asociadas a determinados argumentos, mientras que no hay razón para creer que una regla sintáctica pudieran afectar a los agentes (frente a la posibilidad de afectar exactamente a los sujetos).
  5. Las reglas léxicas se aplican a sus propios eductos, pero no al educto de las reglas sintácticas.
  6. Las reglas léxicas pueden tener excepciones arbitrarias, mientras que las reglas sintácticas son estructuralmente generales.

Las reglas de la estructura interna de las palabras, son de este modo, de distinto tipo que el de las reglas que organizan las palabras en frases y construcciones más amplias. Conclusión semejante puede derivarse probablemente de la naturaleza de las posibilidades estructurales que encontramos en estas dos áreas de la gramática. Las construcciones sintácticas implican con frecuencia, recursividad esencialmente libre tanto hacia la izquierda como hacia la derecha en la misma lengua. De esta manera las gramáticas deben tener para la estructura sintáctica de las lenguas naturales, al menos, el poder de las gramáticas de estructura de frase independiente del contexto (Chomsky, 1963).

La estructura interna de la palabra, que no es estrictamente finita, es generalmente recursiva en una dirección solamente (adición de sufijos).

Concluído esta brevísima presentación teórica, expresando que, del mismo modo que las reglas léxicas obedecen condiciones diferentes a las que rigen las reglas sintácticas, las reglas morfológicamente condicionadas, que rigen la variación de la forma, obedecen a condiciones diferentes a las que rigen la estructura fónica: La teoría de la «Fonología léxica» se basa en una intrincada y muy estructurada interacción de reglas morfológicas y puramente fonológicas de una clase que solo puede estudiarse en el contexto de la distinción entre dos tipos; y la investigación actual asume una distinción entre reglas de «fonología» y de «alomorfía», practicamente sin comentarios.

Finalmente diremos que, tanto en la sintaxis como en la fonología, el desarrollo de la disciplina ha contemplado la reaparición de un interés distinto por las cuestiones de las estructura de las palabras: la morfotáctica, en la morfología de la palabra, y la alomorfía, en la realización del material morfológico. Si después de todo, hay algo inmediato que estudiar en morfología, es la naturaleza y status de los morfemas.

MORFEMA

El punto de la discusión estructuralista se encuentra en Leonard Bloomfield (1933), cuyo objetivo era el de ofrecer una sólida base para proceder a los análisis a los que accede el lingüista. Estos procedimientos (análisis) deben estar basados en la noción de contraste y en el estudio de la distribución de los elementos lingüístico. Según este punto de vista, analizar una lengua presupone la recogida (recolección) de un amplio corpus de enunciados e identificar después  las semejanzas entre ellos, así como determinar qué enunciados «contrastan» los unos con los otros. El principio fundamental de este análisis era que los enunciados no idénticos pueden ser todavía parcialmente similares a otros en formas y significado. La tarea del análisis lingüísticos (de la morfología en este caso) es caracterizar, de forma precisa, esas semejanzas.

La unidad elemental del análisis morfológico es el morfema. A decir de Bloomfield, «Una forma lingüística que no presenta semejanza parcial fonético-semántica con ninguna otra forma» (1933:161).

En esta concepción estructuralista un morfema será definido como la unidad mínima de la lengua con significado; es decir, «una semejanza mínima de forma y significado». Una unidad divisible en unidades menores que la forman: los fonemas, p.ej. una palabra /paloma/ puede dividirse fonológicamente como /p+a+l+o+m+a/; pero morfológicamente como {palom-a}, donde {palom-} es el lexema y {a} es morfema de género femenino}.

Por ser el morfema una unidad de la lengua es también abstracta. Llegaron a esta conclusión lingüista como Harris (1942), Hockett (1947), Nida (1948), El morfema es la unidad mínima significativa de la lengua. Por ser abstractas, solo son expresadas a través de los morfos (formas) que pueden ser más de uno; es decir, un morfema puede ser expresado por más de un morfo; en este caso se hablará de alomorfos.

El morfema es el portador del significado gramatical de la palabra. Un morfema no debe ser confundido con una sílaba, la sílaba es una unidad de pronunciación, no contiene significado; el morfema, sí. La segmentación (separación) de una palabra como: «obrero» /obrero/ se separa silábicamente como o-bre-ro; pero morfológicamente como: {obr-er-o}, donde obr- es el lexema, er, es un morfema (que realiza la actividad expresada en el lexema), y -o es morfema que expresa género masculino.

MORFO

Como se ha venido expresando, los morfemas son, en realidad conceptos. Ello permite que se hable de morfemas de {plural, diminutivo, género, negación, etc.} En el español (estándar) los morfemas son de número limitado y con menos posibilidades de presentar variantes que los fonemas. El morfo es pues, la configuración fonológica de la que se reviste un morfema para ser identificado idealmente y ser expresado concretamente. Un morfema como {-es} está en consonante (esta es una regla morfológica): papel - es. /manito/ se puede dividir fonológicamente como /m + a + n + i + t + o/; morfológicamente como {man-it-o} y silábicamente como ma - ni - to.
 

ALOMORFO

Así como el fonema se realiza a través de más un fono (alófonos), los morfemas también pueden hacerlo a través de más de un morfo. Las distintas formas con que se expresan los morfemas se denominan alomorfos. Por ejemplo, el concepto (morfema) de «negación», se expresa en la lengua española a través de los siguientes alomorfos; {a,i,in,des,im}. Veamos los ejemplos.

a - normal
i - legal
in - útil
des - cuidado
im - preciso.

La palabra «no» también expresa negación, pero no es un morfema, sino un lexema, por ello se puede decir que «no», «nunca», «jamás» son alolexos (adversibles).

La observación de un amplio corpus de aspectos morfológicos muestran que aún son necesarias investigaciones sobre la descripción interna de las palabras. Y aún así, tal vez muchas palabras quedarán sin ser descritas eficientemente, o que su descripcion demande mucho más tiempo en determinar las formas y los procesos que la configuración. Tal es el caso de palabras que presentan elementos (interfijos), que Luis Hernán Ramírez registra y define (1980), siguiendo a Yakow Malkiel, como segmentos átonos desprovistos de significado que se ubican entre el lexema y algún morfema derivativo; por ejemplo:


Quizá más que inexplicable, en estos casos los segmentos (interfijos) necesiten de mayor atención a fin de tratar de establecer los procesos que los llevaron a adoptar esas formas actuales.

Es importante percibir que, si bien es cierto que los conceptos abstractos (fonema, morfema) se expresan a través de más de una forma concreta, los alomorfos son mucho más restringidos en número y en posibilidad de aparición que los alófonos.

MORFOLOGÍA DERIVATIVA

DERIVACIÓN

Tanto los procesos de derivación como de flexión, están relacionados con la afijación. Los afijos son morfemas que se adhieren directamente al lexema original de la palabra o a lexemas nuevos derivados (originados) por la presencia de morfemas derivativos. La afijación es, entonces, un proceso mediante el cual se añaden morfemas a los lexemas. La naturaleza y forma de cada afijo están determinadas por la posición en que se ubican con respecto al lexema; precisamente estas posiciones han determinado que los afijos se denominen prefijos, si están procediendo al lexema; infijos, si se ubican (incrustan) dentro del lexema y sufijos, si lo suceden. Veamos algunos ejemplos:

Des - ciud - ad - o, (persona que no se cuida, que no está cuidada).

Su lexema es {cuid-}; los morfemas que lo acompañan en la palabra son: un prefijo {des-} y dos sufijos {-ad} y {-o}.

Alvar - it - o (nombre propio de persona).

El lexema es {alvar...o} porque el nombre es Alvaro; en su interior se incrusta el morfema { - it -} que expresa el concepto de diminutivo afectivo.

Como se acaba de observar, mediante la aplicación de afijos derivativos se crean nuevos lexemas o nuevas palabras. Este proceso de derivación es mucho más productivo que el proceso de flexión o flexivo. El número de morfemas derivativos se puede ampliar con mayor facilidad que los flexivos (que son más fijos y limitados). Las causas suelen ser de índole variada: la dialectización, contacto con otras lenguas o dialectos, etc. Veamos un ejemplo de derivación.

La palabra "bandera" tiene una estructura que se puede segmentar morfológicamente de la siguiente manera: {bander-}+{-a} que son el lexema y el morfema de género femenino, respectivamente. {bander-} puede dar origen a otra palabra como «banderill-a» {bander-}+{-ill}+{-a}, luego «bandera» y 'banderilla' son palabras diferentes debido a la adición del morfema {-ill} cuyo efecto semántico parece no ser solo de «diminutivo», pues bandera es diferente de banderilla (accesorio de las corrillas de toros). El mismo lexema (ya derivado) puede recibir otros morfemas derivativos que seguirán modificando al lexema derivado anteriormente: Bander-{a} > bander-{ill}+{a}; bander- + {ill}+{-er}+{-o}, tres palabras cuya base (lexema) es originalmente la misma: Bandera >  banderilla > banderillero. Las respectivas segmentaciones silábicas de estas tres palabras son:

Ban-de-ra -; ban-de-ri-lla y ban-de-ri-lle-ro

CLASES DE MORFEMAS

Desde el punto de vista semántico, los morfemas (unidades con significado que se adjuntan a los lexemas para añadirle valor gramatical) pueden ser clasificados en:

Simple.- Cuando solo expresan un concepto (contienen un solo significado); p.ej. {-s} 'morfema de plural', no expresa otra cosa que número: mes-a {-s}.

Amalgama.- Cuando expresan más de un concepto (contienen mas de un significado); p.ej. el morfema de la palabra /komímos/, si el lexema es {kom-} debemos considerar que {-imos} es un morfema de amalgama que espresa los conceptos de: tiempo (pasado o pretérito); número (plural); persona (primera); modo (indicativo); aspecto (imperfectivo).

Como se puede ver, en un lexema verbal no se expresa el concepto (morfema) de género; este morfema opera en los sustantivos y adjetivos. Veamos algunos ejemplos:

a) En sustantivos: Juan/Juana - Luis/Luisa.
b) En adjetivos: bueno/buena - bullero/bullera.

En la denominación de nombres de personas (véase "a") el género femenino está marcado por el morfema {-a} el cual ha sido añadido al nombre masculino.

En algunos casos como Mario>María, no bastó el cambio de vocal, debió añadirse el acento sobre la vocal cerrada /i/ para formar el nombre femenino (María); en la formación del femenino en los nombres de los animales se da también este «irregular» proceso, pero con formas diferentes. Veamos: mono / mona - león / leona, nombres donde {-a} siempre es el morfema de plural; pero no ocurre lo mismo cuando se forma el femenino de tigre, pues, para formar femenino es necesario añadir {-sa} y no solo {-a}.

Según los ejemplos el morfema {-a} es marca de género femenino, pero que solo se puede añadir a algunas consonantes: leon-leona; pero no se acepta;p.ej. jaguara, delfina,etc. Aunque puede estar generalizándose la tendencia de decir  «canaria», donde el femenino se forma reemplazando la {-o} de canario por {-a} no parece cercana la posibilidad de decir tigra como femenino del tigre.

Debe notarse que sustantivos como mesa, casa, plaza, masa, etc. y aeropuerto, calabozo, banco, etc., son considerados femeninos y masculinos, respectivamente. Estas palabras designan cosas asexuadas, por eso en ellas no se marca el género refiriendose al «sexo» de las cosas. En las cosas se marca género gramatical, se considera que en la nominación de todas las cosas se marca, de una u otra forma, el género. En los seres animados (vivos) el género se denomina natural.

En algunas palabras, luego de la segmentación morfológica, hay vocales que no forman parte ni del lexema ni de morfema alguno. Se trata de un elemento llamado Vocal Temática, ésta es entendida como la vocal que se añade al lexema (si es necesario) para completar el tema de la palabra; p.ej. «lavable» es un adjetivo que se ha formado a partir de un lexema verbal /labar/«lavar»> {lab-}«-a-» + {-ble}, consideramos que «-a» no es un morfema ni es parte del lexema; es una vocal temática que completa el tema de la palabra: lav-a-. Siguiendo con análisis diremos que diremos que {-ble} es el morfema 'adjetivizador', que convierte el verbo «lavar» en el adjetivo «lavable». Consideramos que «-a-» no es un morfema aislado de {-ble} ni es parte de él ni del lexema, porque a partir del lexema {lab-} se puede tener lavador, lavé, lavó, etc. donde «-a-» no es parte del lexema; asi mismo tenemos: visible, dirigible, audible, comible, etc., donde «-a-» no es parte del morfema «adjetivizador».

En uso del término morfema que estamos considerando en las descripciones, tenemos claro que el término se está refiriendo a uno de los alomorfos posibles que configuran al concepto «morfema», que es abstracto. en otras palabras, cuando el morfema tiene más de un morfo que expresarse (alomorfos), se escoje al más productivo (el que aparece en mayor cantidad de palabras) para representar al morfema; así entre los alomorfos prefijos que se usa para expresar el concepto de «negación» (a, i, in, des, im) se selecciona el alomorfo {-in} como el representante del morfema (concepto) de negación, precisamente por ser el más productivo.

MORFOLOGÍA FLEXIVA

La capacidad creativa del hablante, puesta en practica con el uso de morfemas derivativos, se restringe con el uso de morfemas flexivos. Estos constituyen un grupo limitado en número y cerrado en las posibilidades de seguir creándose en el interior de la palabra. Se puede decir que son una clase de morfemas especializados para ser relacionados con grupos específicos de lexemas: verbales, nominales, adjetivos. Son morfemas cuya presencia no modifica la categoría de lexema original; es decir, no produce un lexema «palabra» distinto; su función es «mostrar» formas y funciones distinta de un mismo lexema. Precisamente su diferencia con el morfema derivativo lo determina su carácter cerrado, limitado, y periférico:

  1. No hay posibilidad de cambios rápidos ni por moda ni por factores externos.
  2. Su número es específico en el español.
  3. De representarse con morfemas derivativos, el orden que ocupa es siempre después de él:
Camarotes > cam-a-rote-s {-rote-} 'derivativo'; {-s} 'flexivo'

La fexión nominal, o simplemente declinación, se lleva a cabo en categorías como nombre, adjetivo, artículo, pronombre, adverbios (algunos), etc.:

La flexión verbal, o simplemente conjugación, es un conjunto de procesos que se dan en los verbos

En resumen, los morfemas derivativos producen palabras nuevas distintas; los morfemas flexivos, no. Los morfemas producen cambios de categoría de los lexemas; los morfemas flexivos,no. De presentarse en la palabra, los morfemas derivativos están colocados inmediatamente después de los lexemas; los morfemas flexivos siempren siguen a éstos. Ejemplo: el lexema {com-} + morfemas flexivos:



FORMACIÓN DE PALABRAS EN EL ESPAÑOL

Varios son los procesos que se dan en la formación de nuevas palabras en el castellano; como se ha dicho en líneas anteriores, gracias a su capacidad creativa, el hablante, haciendo uso de unas cuantas reglas que se ha internalizado en su cerebro (gramática), y aprovechando el carácter simbólico y recursivo de la lengua, es capaz de formar palabras nuevas a partir de otras, o crearlas con formas distintas. El proceso más productivo en el castellano es la derivación; no es el único procedimiento, pero es al que más recurren los usuarios para formar palabras.

Derivación.- Es el proceso mediante el cual se derivan palabras nuevas a partir de otras añadiéndoles morfemas derivados. Del lexema anterior las formaciones nuevas pueden tomar parte de su forma y de su significado; éstos cambian gracias a la presencia de morfemas derivativos. En los ejemplos anteriores se ha visto este proceso cuando, cuando a partir de bander-a, se formaron otras como: banderilla, banderola, banderillero, etc.

Considérese la palabra útil para, a partir de ella, formar otras:

a) útil             >   adjetivo
b) utilidad       >   nombre
c) utilizar        >   verbo
d) útilmente    >   advervio
e) inútil          >   adjetivo (antónimo).

Los morfemas derivativos son: {-idad}, habilidad, moralidad, oscuridad, etc.; {-sar-}, especializar, etc., {-mente}, sutilmente, veladamente, etc., {in-}, inconcluso, indolente, insoluble, etc. (i-rreal).

Los morfemas derivativos pueden ser:

Prefijos,  des-; unid-o-s.
Infijos,    An-it-a.
Sufijos,   pel-ón.

COMPOSICIÓN

Es otros de los procesos en el cual intervienen dos palabras distintas; se considera composición cuando las palabras (temas, lexemas distintos) se combinan en sus formas completas o modificadas parcialmente mediante procesos de índole fonológica, morfológica y aún sintáctica:

  1. cubre-cama
  2. pasa-cinta
  3. boca-calle
  4. salta-monte
  5. cuenta-gotas
  6. biblió (libro) - mano (manía)
  7. disc (disco) - jockey (conductor)
  8. cabiz-bajo
  9. oji-duro
  10. pati-combo, etc.

Algunos autores consideran composición a palabras como: paramilitar, parabrisas, parasíntesis, etc. De acuerdo a la estructura de estas palabras, parece ser que son producto de derivación, pues estan conformadas por lexemas: /militar/,/brisas/ y /síntesis/ y un morfema derivativo {para-} con el concepto de «relacionando con...». El compuesto «parabrisas» se entiende como para limpiar la humedad producida por la brisa; en el diccionario dice simplemente «bastidor con vidrio que lleva el automovil en la parte delantera». Igualmente parasíntesis esta relacionado con síntesis «composición de un todo por la reunión de sus partes», etc.

Las composiciones de palabras tienen ciertas características; algunas son:

  1. La divisibilidad, mediante la cual sus elementos no pueden separarse ni recibir complemento alguno separadamente: malhechor (el que hace mal), lavaplatos (que sirve para lavar platos).
  2. El orden de sus elementos es fijo, puesto que la formación final de la palabra es el producto de la fusión de dos elementos originalmente diferentes: salta + monte = saltamonte; el producto no es igual a los significados separados de los elementos salta-r ni monte; es un tercer significado el que contiene. No puede decirse «montesalta» (invirtiendo el orden) para designar al insecto.

En el proceso de composición de palabras interesa estudiar las palabras que pueden participar en la composición y el cómo se relacionan estructuralmente; asimismo, interesa describir las restricciones de combinación, producto de la estructura y las relaciones semánticas entre los elementos del compuesto.

3. PARASÍNTESIS

Es otro de los procesos al que se recurre para formar nuevas palabras. Una palabra parasintética está formada por la combinación de lexema (palabras); la condición que la diferencia de la composición «pura» es que uno de los elementos del compuesto es derivado. En otros términos, una palabra parasintética es producto de los procesos de composición y de derivación.

a) quince-añ-e-ra.
b) hoja-lat-er-o.
c) contra-indic-ación.
d) indo-americ-a-nist-a.
e) rop-a-vej-er-o.
f) pica-pedr-er-o.
g) quint-a-column-ista, etc.

Nótese que son los segundos elementos del compuesto los que presentan morfemas derivativos (son las palabras derivadas).

4. ACRONIMIA

Se puede decir que es un proceso secundario, aunque en los últimos tiempos está siendo bastante productivo en la formación de nuevas palabras. Consiste en formar palabras uniendo las primeras letras (fonemas) de palabras distintas. Muchos de estos acrónimos son de origen inglés que se han proyectado a otras lenguas (algunos son de uso universal). veamos algunos ejemplos:



SUFIJOS DERIVATIVOS

Algunos de los sufijos derivativos más productivos en la formación de palabras del español son:

Nominalizadores.- Son sufijos que convierten otras categorías o sustantivos o nombres. También convierten un sustantivo en otro sustantivo diferente. Veamos:

{-er} «el que realiza el oficio o actividad expresados en el lexema»: obr-er-o «que realiza la obra», /pan/, /pan-er-a/,/pan-ad-er-o/ «que elabora o expende pan», cirqu-er-o «trabaja en el circo», etc. (recuérdese que {-o}es morfema de género masculino).

En palabras como: pan-er-a «depósito donde se coloca el pan», fru-er-a «depósito donde se coloca la fruta», etc., este mofema «lugar, posición, ubicación». Pese a que la morfología tradicional lo reconoce como nominalizador, este morfema le da un matiz de adjetivo a la palabra (lexema) con el cual se relaciona, pues expresa una cualidad o característica de él: obr-er-r-o «persona que realiza acciones dentro de la obra»; es decir, califica a alguien; verdu-l-er-o «el que vende verdura», etc.

{-ari-} expresa conceptos básicos como:

  • Si se refiere a un ser vivo humano {+animado+humano}, entonces expresa el concepto de «agente»: botic-ari-o, advers-ari-o, funcion-ari-o,; es decir «el que realiza la función de...».
  • Cuando se refieren a cosas [+inanimado] suele indicar un lugar cuyo nombre es tomado del objeto expresado por el lexema: campan-ari-o «lugar donde se ubican las campanas», mortuo-ri-o «lugar donde se ubican a los muertos» el lexema es {muert-}, al formarse el nombre del lugar el lexema sufre un cambio -una monotongación - de muer- por mort-. La forma original del lexema {muert-o}; es decir el diptongo que presenta (ue) reaparece en el sufijo como [-uo] en lugar de {-o}, etc.

Es posible encontrar con el morfema {-ari} palabras como: armario, calvario, etc., donde no parece muy clara la posibilidad de aislarlo con el significado que sugieren las palabras; se trataría de procesos (lexicalizaciones) muy anteriores.

{-nte}«el que realiza la acción». Es uno de los morfemas que solo se presenta con lexema verbales; es decir, convierten verbos en sustantivos. Palabras como comandar, negociar, servir, fabricar, tener, poder, navegar, dormir,etc., se convierten en comanda-nte, negocia-nte, sirvie-nte, fabrica-nte, tenie-nte, pudie-nte, navega-nte, durmie-nte, etc., respectivamente.

{-der-}es también un nominalizador que opera con lexemas verbales: asir, regar, torpedear, etc. se convierten en: asi-der-a, tope-der-o, etc., respectivamente.

En general, una forma de determinar morfemas en una palabra es:

  1. Aislado lo que se sospecha es un morfema.
  2. Tratar de encontrar esa misma forma en otras palabras.
  3. Las formas pueden cambiar parcialmente; p.ej. en lugar de {-in} se encuentre como {-im} donde /n/ se expresa con uno de sus alófonos [m] por influencia de /p/: imposible; en otros contextos /n/ seguiría teniendo el rasgo alveolar: nada, como generalmente los percibe el hablante del español.
  4. Las mismas formas o formas ligeramente modificadas deben significar lo mismo en otras palabras: lav-a {-ble}+{-s}; estos morfemas se hallan en otras palabras con el mismo significado: modific-a-{-ble}+{-s}; en ambos casos los morfemas (encerrados entre llaves) son adjetivizador y de plural, respectivamente.
  5. Algunos morfemas pueden tener más de un significado; p.ej. el morfema {-es} se le puede encontrar en palabras como: duerm-es y papel-es; indudablemente que se trataría de una coincidencia formal nada más, pues, en el primer caso el morfema está indicando segunda persona singular, mientras que en la segunda palabra esta misma forma indica número plural.

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